Los hongos constituyen un reino normalmente menospreciado dentro de la biología, sin embargo alberga algunas de las especies más extrañas e interesantes que podemos encontrar.
Cordyceps es un género de hongos ascomicetos del cual se han descrito unas 400 especies. Se trata de seres entomopatógenos, es decir, que infectan a insectos, además de otros artrópodos como por ejemplo, arácnidos. Utilizan un mecanismo por el cual se introducen en el cuerpo del animal y sustituyen el tejido del mismo por el suyo propio.
Lo fascinante de esto es el comportamiento que llegan a desarrollar algunas especies como Cordyceps Unilateralis que pueden controlar los movimientos de insectos (en este caso hormigas) para llevarlas a puntos altos antes de liberar sus esporas, asegurándose así su expansión. (Ver vídeo).
El hongo infecta normalmente
larvas o pupas, atraviesa su cutícula y empieza a sustituir tejido. Cuando se
produce la muerte del animal a los 5 días de la infección aproximadamente, desarrolla una estructuras
alargadas que salen del cuerpo del animal en cuyos extremos se forman ascos que
contienen las esporas, que posteriormente son liberadas.
Existe incluso una especie presente en China y Tíbet, Cordyceps sinensis (en la imagen) que es muy venerada en como medicina tradicional. Y es que algunos de sus compuestos como la cordipceína, un derivado de la adenosina, presenta un efecto modulador inmunológico, vasodilatador y de reducción de lípidos. Otros compuestos, como los ácidos cordicépticos podrían estimular la circulación sanguínea cerebral, entre otros efectos. Sin embargo aún se desconocen las funciones de numerosos componentes del hongo.
Es por esto que el género está siendo muy estudiado, ya que se cree que podría tener incluso propiedades anticancerígenas.
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